Por: Horacio Cárcamo Alvarez
Finalmente; del congreso de la República el cacareado referéndum salió airoso. Los parlamentarios que hasta última hora consideraron que no era sano para la democracia y aún para el mismo presidente Uribe, que insiste en auto desbancarse del sitial de reconocimiento que le ha reservado la historia, cambiaron de opinión, algunos también lo hicieron de partido y al último minuto, de la ultima hora, del último día, resolvieron por volver la hoja de su propio criterio, y votaron positivamente por la reforma constitucional más trascendental del siglo veinte, y lo que va corrido del veinte y uno. Todo se hizo en el nombre del pueblo; no hubo poder suficiente que pudiera convencer a quienes bendijeron con su voto la reelección por dos periodos consecutivos a un presidente electo, que esto no lo hacían por el pueblo, sino para Uribe, que son dos cosas bien distinto.
Y es que al pueblo le sucede como a Dios; en su nombre se hacen cualquier cantidad de cosas, y peor cualquiera se toma su vocería. En el nombre de Dios los cruzados impusieron la fe con el filo de la espada para recuperar de los impíos la tierra santa, la inquisición española acallaba a los apóstoles libertarios sentándolos en el potro como herejes, y los curas o pastores pedófilos, para satisfacer su libido asesinan los sueños de niños, que mueren entre sus piernas sin perder la vida, y luego roban la limosna de la feligresía. La guerrilla de la Farc en el nombre de ese mismo pueblo hace lo propio: mata, secuestra y masacra; y los paramilitares no se quedan muy lejos: torturan, descuartizan y desplazan, todo esto para defender al pueblo.
Cierto es que el referéndum reeleccionista proviene de una iniciativa popular, pero no lo es menos, que la idea no es resultado del análisis juicio donde las comunidades o la sociedad civil, si lo queremos hacer más representativo u organizacional, con el esfuerzo propio haya tomado tal decisión. Tanto lo es, que a lo mejor si se le entusiasma para que a través de una iniciativa suya se reforme la Constitución Política, y para tal propósito se le ponen a consideración varios temas sobre los que debe priorizar, la permanencia del actual presidente al coste de socavar las instituciones y menospreciar la Constitución no hubiese sido la providencia adoptada.
Si en nuestro país de cada cien colombianos cuarenta y seis viven en condiciones de pobreza y de ellos diez y ocho, son indigentes, es lógico que al pueblo le interesaría más un referéndum donde se le consulte si quiere o no la instauración de una democracia económica; una forma de Estado y de gobierno, que como la define Giovanni Sartori, en su ensayo titulado ¿Qué es la democracia?, es una entidad política que esta por la igualdad económica, por la eliminación de los extremos de pobreza y riqueza y en consecuencia por una redistribución que persigue el bienestar generalizado.
El referéndum con el que se pretende modicar la Constitución Política para permitir una nueva reelección le sobro dinero para el trabajo de la recolección de firmas, hasta el punto, que el Consejo Nacional Electoral debe pronunciarse, entre otras cosas, sobre una supuesta violación de topes. ¿Creen ustedes que los empresarios y contratistas del estado que se afanaron para contribuir con miles de millones a la consulta popular lo harían para una igual, donde se eleve a mandato constitucional una reforma agraria que entregue tierras a los campesinos y desplazados y defina salarios dignos a la clase obrera? Yo no creo que eso suceda y por lo tanto estoy convencido que esta reforma constitucional que degrada la democracia y hiere al Estado de Derecho es un embeleco que se hace en el nombre del pueblo.
Adenda: La familia promedio del país se caracteriza por la humildad en sus haberes materiales y una enorme riqueza moral. Los Borré Athías hacen parte de esa legión de personas cuyos logros han sido el resultado de la dedicación y grandes sacrificios. Lo anterior les ha permitido acaudalar un gran patrimonio ético, por convicciones puesto al servicio de la sociedad. Henry Borré por sus mayores, la memoria de sus hermanos, que ejemplarizaron con sus actuaciones, y su propia formación está por encima de las mezquinas, irresponsables y perversas acusaciones que se le hacen. Sin duda una pluma mal dirigida es más peligrosa que un bisturí en las manos de un cirujano ebrio.
lunes, 29 de marzo de 2010
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