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miércoles, 7 de diciembre de 2011

CORRALEJAS

Por: POCHO PEÑARREDONDA

Trepidar de higueretos, barasanta y roble amarrados con majagua. Rudimentarios palcos en madera resistente a la euforia de la muchedumbre enardecida por el ímpetu de Baco, sirven de escenario a osados Manoletes, capaces de dejar arrastrar sus vísceras inmisericordemente bajo el sofocante calor tropical,... a cambio de espontáneos aplausos y mísera retribución monetaria.
Llegan como autómatas a cuanta población este de pláceme patronal, para exhibir sus dotes de tosca tauromaquia El olor a pólvora y el estridente resonar del porro paleteao parido de las entrañas empíricas de Emiro Naranjo y ejecutado virtuosamente por la 19 de Marzo de Laguneta, Córdoba, indican el preludio de una enardecida jornada taurina El astado, amedrentado por el bullicio y guapirreo de más de dos mil almas apilonadas en los tenderetes de rustica madera, está por salir.
El Balay y El Arranca Teta irrumpen del toril en una despavorida embestida a cuanto obstáculo vean en el camino. En esa rutina emana la sangre que tiñe de escarlata el polvoriento tapete de la maltrecha plaza, recinto pasional de incautos parroquianos embelesados por el alucinante efecto etílico del ñeque. Mientras que el negro Rocha y el Mocho Acuña, alardean de sus dotes de domador y banderillero, respectivamente Arriba en los palcos, María Varilla con su descomunal trasero, pechos insinuantes y el rostro pintorreteado, baila frenéticamente, sin percatarse que abajo los intestinos de su amante de ocasión, sirven de testimonio de la bravura del Balay.

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