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viernes, 24 de febrero de 2012

Derechos o caridad
Por: Horacio Cárcamo Álvarez
No hay un solo sector de la vida nacional; social, político o económico, por muy reaccionario, que no exprese su complacencia con la paz. Sin embargo, por mucho entusiasmo suscitado es poca la mención sobre lo que estarían en disposición de sacrificar en aras de lograrla.
Se coincide, por distintas  razones, en que se trata de un problema  exclusivo del Estado. Las grandes oligarquías del poder así lo expresan al reclamar seguridad, convencidas, que solo el ejercicio de la autoridad subordina a los facinerosos, y el resto de la sociedad, los común y corriente, también al considerar que no cumple con su razón filosófica e histórica al no crear las condiciones objetivas necesarias para propiciar la justicia y la equidad.
La diferencia, en la coincidencia, estriba en que  la guerra les facilita a los primeros acumular más riquezas y a los segundos  pauperizarse en medio de las limitaciones y el dolor que les causan los muertos de la confrontación. Los combatientes en todas las filas  son  hijos de familias pobres o jóvenes campesinos  desarraigados a quienes los “warlords”, señores de la guerra, les ofrecen morirse defendiendo intereses de quienes les explotan y discriminan.
Caracterizar el conflicto en Colombia no es fácil. Eduardo Pizarro lo define como un “conflicto armado interno, irregular, prolongado, con raíces ideológicas, de baja intensidad en el cual las principales víctimas son la población civil y cuyo combustible principal son las drogas ilícitas”.
El presidente Santos virando en  sentido contrario  reconoce la existencia del conflicto e “inicio un proceso masivo de apoyo a las víctimas del mismo, empezando por la restitución de sus tierras”, tal como lo ha manifestado el ex presidente Samper.
Empero, la decisión de devolver las tierras a quienes fueron despojados a punta de fusil no cae bien en las elites del país. El ex presidente Uribe vocero de ese grupo manifiesta que “la nueva legislación, y el proselitismo político que la acompañan, están creando el riesgo de generar nuevos odios contra los empresarios del campo, que ya se venían superando”.
Esta teoría resulta curiosa por invertir la lógica del conflicto convirtiendo en víctimas a los “empresarios del campo”, y en victimarios: a los campesinos que demandan, más que caridad, el derecho a que se las devuelvan. también al Estado, que en un acto de justicia creo el ordenamiento jurídico para lograr que las tierras compradas a precio de huevo podrido regresen a sus dueños raizales.
Cuando  en la sub región  de Montes de María las tierras quedaron libres de guerrilleros; derrotados militarmente; dé para-militares por las desmovilizaciones y de campesinos que las abandonaron por las masacres y el desplazamiento forzado aparecieron los “empresarios del campo y se hicieron a 37 mil hectáreas a través de toda clase de triquiñuelas. Despojo que conto con el concurso, según el informe de la revista Semana, de “funcionarios del Incoder, y algunos notarios y funcionarios de la oficina de Registro Público.
El despojo transformo la propiedad en Montes de María. Convirtió los minifundios, en otrora de campesinos prósperos, en latifundios de  “empresarios del campo”. El derecho a la democratización de la propiedad de la tierra ahora lo suplanta la misericordia de los terratenientes, como en los cortijos de la época feudal donde por caridad se les bridaba a los campesinos explotados un plato de comida caliente en navidad.



lunes, 13 de febrero de 2012

En estado demencial



Por: Horacio Cárcamo Álvarez
Resulta patética la actuación de la guerrilla. Cada vez que el gobierno deja ver la posibilidad de explorar caminos de diálogos para aliviar el dolor de la guerra ella responde con “bombas y matando inocente”, como lo ha dicho el presidente Santos. Los atentados de los últimos días contra civiles inocentes en Nariño y Cauca han dejado más de 16 muertos, 114 heridos y en evidencia el estado demencial de la farc-ep.
Esta guerrilla anacrónica envejecida en el monte, no guarda distancia de otros grupos terroristas como el de paramilitares y narcotraficantes, además es de orejas sordas a las recriminaciones de la comunidad internacional y ciega ante el desprecio expresado, de todas las formas posibles, por el pueblo colombiano. Como si nada pasara y con el mayor cinismo habla de paz mientras mata civiles; se quejan por la desproporción en la utilización de la fuerza cuando las del orden dan de baja a sus comandantes, y ellos siembran minas quiebra patas, y se divierten masacrando mujeres y niños.
La farc-ep se empecina en demostrar que no tiene ideales políticos y que simplemente son bandoleros de baja ralea embriagados con la muerte, como si eso no se supiese. Está claro que aquello – lo de los ideales políticos - se perdió hace mucho tiempo en la manigua por cuenta del negocio con las drogas y el del tráfico de seres humanos vilmente reducidos a la categoría de simples mercancías.
Están al descubierto; se les teme por su demencia destructiva y su indiferencia ética en el conflicto del cual son prisioneras. Por cuenta del negocio de las drogas olvidaron sus raíces políticas e ideológicas y están en la cumbre de su desprestigio ante estamentos nacionales e internacionales.
Monseñor Rubén Salazar, presidente de la conferencia episcopal, en la reciente asamblea de obispos manifestó que la farc-ep “dejo de ser una guerrilla que tenía ideales y se convirtió en una banda terrorista”; y como si esto fuera poco, el presidente Santos las identifica en el grupo de “la mano negra y peluda de las extremas ilegales” empeñado en sabotear la implementación de la ley de tierras, instrumento del gobierno para devolver más de dos millones y medio de hectáreas despojadas a campesinos y cuatro millones abandonadas por quienes en medio de la pobreza se desplazaron para preservar la vida.
La guerrilla colombiana no solo desconoce lo que está pasando en Colombia, donde la sociedad repudia la vía armada, y contrario sensu da oportunidades al pensamiento de izquierda a través de la lucha política democrática, como en el caso de Bogotá y Magangué.Tampoco lee los cambios que experimenta el mundo donde las revoluciones armadas fueron relevadas por las marcha de indignados y donde no hay posibilidad a la impunidad para delitos de lesa humanidad.
Ahora; el que se desprecie a la guerrilla no quiere decir que las cosas estén bien o que hayan desaparecido lo que Marx llamo condiciones objetivas de la revolución. Ostentamos el deshonroso tercer puesto en la lista de países más desiguales del mundo, superados solo por Haití y Angola.
Los empleos que se generan no son de calidad. Tenemos menos trabajadores que en 1994 porque la vinculación es a través de cooperativas o contratos de prestación de servicios para desnaturalizar la relación laboral a favor del patrono llámese particular o Estado y la concentración de la propiedad de la tierra es igual o peor que a comienzos del siglo pasado. Tres millones de familias campesinas tienen solo 5 millones de hectáreas, mientras que tres mil propietarios terratenientes tienen 40 millones de hectáreas.
Aun así la lucha es por la vía democrática, convencidos, que la violencia solo sirve para alentar más violencia en un espiral de nunca terminar.

lunes, 6 de febrero de 2012

El Nuevo Magangué


Por: Horacio Cárcamo Álvarez
No sé si en el cotejo con otros años los feligreses que este dos de febrero acompañaron a la virgen de La Candelaria eran más o si eran menos; lo que si palpe es que fueron muchísimos en un solo entusiasmo de despertar. La romería era grande y el afán por ver a la negrita sobresaltaba del corazón de la gente mientras La Virgen desde su trono saludaba a los súbditos de su reino de fe y esperanza que domina desde tiempos memoriales.
Observando cómo se engalano el pueblo para sus festejos me aparte por un momento de Nietzsche y comprendí que la religión es una cantidad de cosas manifiestas en el fervor popular y que, de alguna manera, a través de ella también se puede conspira contra el orden preestablecido por el hombre cuando este daña intereses colectivos con la perversión de la institucionalidad; y debe ser así, porque no hay nada ni nadie que tenga más fuerza moral y espiritual que la convocatoria de un Santo.
Para destacar en esta fiestas esta la presentación de lo que podríamos llamar el cuerpo filosófico o de doctrina del triunfo electoral de Marcelo definido en la propuesta del “Nuevo Magangué”, impulsada con su liderazgo y el de la sociedad de amigos que trabaja como una instancia de fortalecimiento a la administración pública a partir de la sociedad civil con el trabajo voluntario, desinteresado y sin ánimo de lucro de quienes la conforman
Si me correspondiera concluir sobre lo que se vivió en estos días de la Virgen lo resumiría en una palabra que le escucho con mucha frecuencia a Oscar García cuando quiere describir sin esfuerzos retóricos una situación sobresaliente, y sencillamente diría “vacano”.
Lo religioso fue vacano; porque la feligresía se hinco ante su soberana y la acompaño por su reino de fe con devoción renovada; el rencuentro fue vacano; porque nos volvimos a ver con quienes por cualquier razón permanecen fuera de esta micro geografía haciendo patria desde sus oficios y, por último, la actividad académica que se desplego también fue vacana; porque como en la antigua Grecia la ciudad se convirtió en un corredor por donde circularon grandes maestros compartiendo con nosotros sus conocimientos y experiencias hablándonos de desarrollo, de calidad educativa, de cultura, del río, de inmigración, etc.
El trafalgar del pasado 30 de octubre es apenas una de las revoluciones, otras están por venir. La educativa arranco y después de los próximos cuatro años ya nada será igual. Si fajardo convirtió a Medellín en una ciudad educada, Marcelo hará de Magangué una ciudad social y la jugada, tal como se advierte, está en la educación; la cual debe ser el medio efectivo para transformar las estructuras sociales vetustas para “El Nuevo Magangué” que se sueña y por el que se lucha.
Educación con enfoque es sobre lo que se trabaja para lograr articular toda la política social del municipio con el concepto de derechos fundamentales, medio ambiente, paz y superación de la pobreza entre otros. Como lo manifestó Rodolfo Manuel Posada el sistema escolar debe contribuir de manera decisiva a la solución de las necesidades y demandas de la sociedad actual y futura.
Es ahora, metámonos todos en este cuento, los astros se alinearon y confabulan a nuestro favor.
Nota: Felicitaciones para Chachi por el liderazgo en el foro educativo y a Álvaro Anaya por la organización de las fiestas y ferias de la Candelaria.