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lunes, 6 de junio de 2011

Cuestión de tiempo



Por: Horacio Cárcamo Álvarez
Después del cabildo abierto un amigo me conversaba que sus expectativas sobre la asistencia eran mayores a lo que pudo ver, y esto le hacía desconfiar del éxito del mismo; también un editorial de este periódico apuntaba en la misma dirección y agregaba, como si se tratara de un error, se acudiera a la reiterada costumbre de llenar auditorios con alumnos de planteles educativos.
Estoy convencido que la asistencia al evento, aunque no fue la ideal, no pudo ser mejor. Congregar de manera limpia y espontánea a más de setecientas personas en un recinto para hablar de problemas comunes y sensibles como el de los servicios públicos habla muy bien de la capacidad de convocatoria de sus organizadores, y aún más, indica que algo bueno para el futuro está pasando en Magangué.
Los vientos que soplan presagian mejores tiempos, la ciudadanía delibera y no esconde sus afanes por desvanecer los huracanes que la destruyen; la sociedad se prepara y organiza para propiciar la acción. Quienes aún no se percatan de lo que sucede son los gobernantes y se mantienen en el limbo administrativo, siguen en la diversión y se financian con la pobreza de la gente y la destrucción de la institucionalidad.
La presencia de estudiantes en el cabildo le aporto a la discusión beligerancia e irreverencia, dos elementos característicos en los jóvenes. De hecho la mejor intervención fue la de una alumna que se auto cedió la palabra en contra de quien presidía la mesa directiva del concejo y dijo unas verdades sin cálculo político ni premeditación, motivada solamente por la indignación que le produce a los de su generación un modelo económico y unos gobernantes que solo le garantizan incertidumbre y desconsuelo.
El mal gobierno, los despilfarros y la ruina moral del establecimiento tienen a la sociedad en estado de efervescencia, y si no acudieron en masa al cabildo, y de este no marcharon con su intendencia a tomarse la plaza Santander en la vecindad de la alcaldía para reclamar por el respeto a este pueblo y a su gente, no quiere decir que no esté pasando nada.
La sociedad civil organizada y la valerosa actuación de un puñado significativo de concejales han logro que se superara el miedo, el más ignominioso estado de una persona, solo comparable al de la esclavitud. La indignidad personal, esa que produce rabia, que vuelve insoportable las cosas, que genera impotencia y frustración, tal y cual lo manifiesta María Elvira Samper es cuestión que se percibe en todos los niveles de la sociedad.
En algún momento ese estado de rabia individual se transformara en colectiva, y ya nada ni nadie podrá aplazar la victoria popular, solo es cuestión de tiempo. Políticamente el régimen esta derrotado, los hechos superan sus discursos y se quedo sin defensa. Ahora falta convertir ese triunfo político en ganancia electoral; si no se logra en las elecciones de octubre será en las próximas, pero de todas formas el régimen tiene los días contados.
Mañana amanecerá un nuevo día, y la lucha es, para que entonces Magangué sea liberada; ningún imperio se mantuvo sin sabiduría y justicia y en esto la historia es severa y sin excepciones. Las organizaciones de la sociedad civil y el proyecto político Magangué Unida son los líderes que faltaron en otro tiempo. Para el gurú hindú Nisargadatta el futuro dejado a sí mismo, solamente repite el pasado. El cambie es ahora.

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