LA MISMA HISTORIA
Gabriel García Márquez se refería a la suerte de los pobres diciendo; que nacerían sin culo el día que la mierda tuviera algún valor.
Nada mejor para explicar esta frase que la política. En campaña todas las propuestas de los candidatos se ubican a favor de la causa de los más necesitados; en las calles de barrios pobres se estrellan entre sí los aspirantes a gobernar para ganarse el favor popular.
Discursos de bastante oratoria y poca retórica están a la mano y son el instrumento al que se acude para movilizar el voto. Se exagera populismo hasta el punto de posar con el sombrero desecho del campesino, cargando un niño desnutrido de padres desempleados, o besando a la viejita que tirada a la buena de Dios espera la llegada del carnet de la tercera edad o al mismo Dios.
Si un extraterrestre accidentalmente se encontrara en época preelectoral en uno de esos barrios la sorpresa sería mayúscula, no alcanzaría a asimilar tanto desprendimiento y solidaridad de los políticos con la gente más necesitada, y sin duda no tardaría en clonar a ese espécimen exótico para reproducirlo exacto en imagen y semejanza.
Sin embargo la realidad es otra y desilusiona. Las elecciones son una comedia con excelentes actores donde lo único real son los escenarios: niños barrigones, jóvenes expuestos a los riesgos del no tener futuro, viviendas promiscuas, adolecentes embarazadas, padres sin la posibilidad de atender las necesidades de sus familias, ciudades desbastadas por la corrupción y políticos desalmados, para quienes resulta más importante, por lo provechoso a sus intereses, la adjudicación de un contrato, que los beneficios de la obra.
En elecciones al pueblo se le promete todo, y después en el gobierno se le niega todo, de ser lo más codiciado e importante en campaña, se convierte en lo más jodón para la administración. Siempre el mismo cuento; no tienen maestros, la calle no sirve, Electrocosta los atraca con las facturas, y funcionarios káiser que no los dejan pasar, para recordarle al alcalde lo que este iba a averiguar cuando andaba de candidato y prometía resolver cuanta necesidad le manifestaban en los barrios.
Para cada gobierno no hay más corrupto, que el que lo antecedió, no importa que lo emule y supere. Mientras tanto a las comunidades les corresponde el mismo entierro y la misma llorona de todos los años. Es quien elige y no gana, en su nombre se hacen los presupuestos, y no participa, a ella se destina el dinero de inversión y no lo recibe, sus necesidades se conocen, no obstante, siempre se contrata para diagnosticarlas.
La pobreza de la gente y la mala calidad de los servicio públicos inducen a la conclusión de lo poco que gana el pueblo después de cada elección. Son otros los que disfrutan de las mieles, y de paso los dividen entre liberales y conservadores, o entre cualquier vaina y la otra, para tenerlos entretenidos discutiendo sobre lo que nunca lograran.
Educar a la gente ni pensarlo, un pueblo educado es capaz de no negociar con su conciencia, ni aceptar que trafiquen con sus necesidades sufridas para privilegios de unos pocos.
No debiera ser que la clase política se una para no perder o reconquistar el poder, sin que lo hubiese hecho para evitar que le negaran el futuro al pueblo que en teoría representan, y menos, que los ciudadanos se mantengan a la espera del precio con el que cotizaran el valor del voto.
Este artículo lo escribí hacen diez años, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
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